martes, 24 de julio de 2012

La ruptura

Que complicado que puede ser terminar con una novia. Cuando uno empieza una relación uno muchas veces no tiene noción de que según pasa el tiempo, no sólo se va uno acoplando a una persona sino que está integrando todo un conjunto de nuevas relaciones que no tiene uno idea de hasta donde pueden llegar.

Dependiendo del largo de la relación y también de lo cercano y profundo que sea el afecto que se tiene hacia la pareja, uno va poco a poco convirtiéndose en parte de una nueva familia: su familia. Sin darte cuenta estás con uno de los tíos de tu novia compartiendo consejos de mecánica o de como tocar mejor el clarinete. También estás aprendiendo de derecho con uno de sus primos, estás profundamente indignado con lo que opinó su tía sobre la manifestación del viernes. Te ves ayudando a su abuela a subir las gradas y en un rato jugando fútbol con sus hermanos. Y principalmente tenés suegros, que bien podés llevarte genial con ellos, como pueden odiarse a muerte.

Además de todo esto, creás una serie de lugares que se marcan con la extraña presencia de esa persona, y más que eso, la pertenencia de ese lugar a su relación: "ese lugar es nuestro". Al igual pasa con música, comida, películas, teatro, libros y otras actividades. Simplemente eso pasa a ser de los dos y esto normalmente no es reversible; hasta el tipo que te atiende en el restaurante te lo hace ver.
Después están las pertenecias. Tenés un montón de objetos que pertencen a los dos y algunos regalos que te da ella; ropa, peluches, adornos, fotos, músicna y demás.

en un tiempo de esto empezás a conocer su ambiente;  te hacés amigo de sus amigos, conocés y respetás sus colegas, comprendes como funciona su mundo con su trabajo sus estudios, sus costumbres y te haces parte de todo esto. Te haces parte de su mundo y de su vida.
Todo lo descrito antes pasa igual con ella hacia vos. Ella se integra a vos haciéndose espacio en todos los aspectos de tu vida. Claro esto es genial porque la amás y querés que sea parte de todo.

Pero aquí es precisamente donde está el problema; cuando todo se acaba, ¿qué pasa con todo esto que "tenían"?. Una que otra persona es salvable; las que menos se ven con ella y con quién al mismo tiempo te llevabas bien. Todos los demás, especialmente la familia se vuelven seres extraños, meritorios de un saludo pero muy incómodos para cualquier otra cosa. Vos no los volvés a ver igual y ellos a tampoco a vos, porque para ellos vos fuise de ella y para vos ellos son de su mundo, ageno al tuyo. Las cosas, no las querés ni ver;  hay quien quema todo, otros lo guardan para siempre, hay algunos que lo ojean como para sentir que todavía duele. La cuestión es que igual, aunque sea un lapiz, está impregnado de su escencia; son sus cosas. Los lugares y actividades; todas las chicas que ves ahí se parecerán a ella y por dentro querés que sea ella. Las actividades son ahora huecas, vacías, incompletas y sin sentido.
Poco después de este caos, todo como que se estabiliza un poco. Sabés ya mejor qué no tocar para no quemarte, pero hay todavía heridas abiertas en la memoria. Hay un espacio que no se ha llenado todavía, ese espacio que no podés llenar rápido con nada, porque le pertenece a ambos y nada diferente calza ahí. Igual hay quienes buscan a alguien , pero casi nunca sirve porque es la persona equivocada. Hay quienes tratan de revivir la relación, pero por algo terminan las cosas y casi siempre termina en lo mismo. Lo que pasa aquí es que está abierto de par en par un hueco donde había estaba ella y su mundo que no sólo formaba parte de tu vida normal, sino que te daba felicidad.
Ya pasado mucho más tiempo esas heridas sanaron, el mundo es otro y vos puede que inclusive estés pensando en alguién nuevo. Pero para mí, si lo que hubo es fuerte, muy muy fuerte, hay algo tanto en la memoria como en alguna parte del corazón, que siempre te va llamar a abrir espacio para ella....


2 comentarios:

Ta-vi dijo...

Y uno se acostumbra a que esté ahí; latente... Por más que aveces lo querás reprimir

Ta-vi dijo...

Y uno se acostumbra a que esté ahí; latente... Por más que aveces lo querás reprimir