miércoles, 22 de febrero de 2017

Cierres y aperturas

No es fácil volver a intentar construir después de ver derrumbarse los esfuerzos una y otra vez. No se trata de confianza porque la esperanza existe y con mucha presencia; creo que es más la preparación defensiva de una caída inminente lo que lleva la tristeza a estar a flor de piel. El sentimiento de que cuando las tablas se tambalean en su mínimo es porque no van a soportar nada pero mientras lo hagan, hay tranquilidad. ¿Por qué no se puede estar preparado para el fracaso? por qué después tantos abandonos propios de ideas, esta vez sí se sufre? ¿Será porque de verdad creer en algo agrava la decepción? Para eso probablemente no hay preparación. Que sea lo que la vida quiera porque yo ya me cansé de creer y abandonar la esperanza.