viernes, 4 de abril de 2014

Nosotros los malditos soñadores

Hola Jenn, decidí escribir lo que debí haberle dicho pero es que tengo una razón de hacerlo. Hoy los problemas  que me tenían en ese desasosiego los tengo que recordar de aquí al día que me muera.

Creo que hoy estaba enojado porque cuando me vuelvo a ver ya no me encuentro a mí mismo; yo desafortunadamente o no, soy un maldito soñador. Lo quiera o no, eso es lo que soy. Digo maldito porque el problema con nosotros los soñadores es que nuestras ambiciones y logros no se parecen a los de todo el mundo. Nosotros no nos guiamos por dogmas sociales: nuestras metas no son tener una casa y una familia, un trabajo muy lucrativo o ser de la alta sociedad. Nuestro problema es que nos guía la felicidad. Nosotros no seguimos caminos, nosotros hacemos caminos. Nosotros no cabemos en la categoría de interpretes de esta sociedad. Ni si quiera cabemos en la categoría de dirigentes porque ellos deciden cual destino tomar. Nosotros vamos más allá; nosotros hacemos esos malditos caminos. Los soñadores pertenecemos a esa categoría de locos que quieren cambiar el mundo. Que no son guiados por pequeñas ideas porque las ideas salen de la cabeza y a nosotros nos guía el corazón y la pasión; fuerzas desmedidas que no se conforman con poquito. Nosotros somos los Dantes, los Teslas, los Magallanes, los Ghandis, los Rosa Parks y otros millones que vieron cambiar el mundo porque nunca se conformaron con lo mismo. Nunca se detuvieron. El problema es que para nosotros una derrota, una puerta cerrada, un impedimento no es una tristeza. Es más bien como una pequeña muerte porque nosotros tenemos la maldición de la ambición eterna. Estamos llenos de voluntad y sentimos el deber y la obligación de recibir y crear felicidad. Y no hay peor abismo que el que aleja de esa búsqueda, de ese viaje, de esos sueños. Nosotros nos alimentamos de nuestros triunfos pero no son nuestros en realidad sino del mundo. Simplemente no podemos sentarnos a ver como todo lo que podríamos hacer está sin hacerse.
Por eso estoy frustrado Jenn, porque hoy me veo y sé que soy un maldito soñador como siempre lo he sido pero estoy aquí, sólo viendo el mundo pasar mientras mi voluntad cada día acumula más polvo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Ese es el problema de ser un "maldito soñador". Aún así no se si es ser maldito. Muchos se conforman con ver la vida pasar, no escuchar lo que en verdad desean y simplemente se dedican a ser uno más del montón que se deja arrastrar por la masa. Aún así no está solo, habemoa muchos que no nos guiamos por las reglas sociales de los años cumplidos y que creemos que nunca es tarde para dejar de soñar despierto y convertir esos sueños en realidad. Acción_acción es el secreto. No deje de luchar por sus ideales. Los días de luz se acercan.